Cada uno de nosotros somos un campo de energía con múltiples
manifestaciones y un gran poder, al que llamamos voluntad.
A veces, queremos caminar en una
dirección determinada y algo, no sabemos qué, cambia nuestro anhelo por otro objetivo,
aunque éste no tenga mucho interés para nosotros, o incluso nos perjudique. ¿Cómo
puede ser?.
Elegir un camino y continuar en él depende siempre de la
voluntad, de esa fuerza capaz de llevarnos a situaciones
impensables. ¿Por qué es tan frágil nuestra voluntad y al mismo tiempo tan
fuerte?. Si fuéramos
capaces de mantener nuestra voluntad en el “tono” adecuado podríamos cambiar
nuestro mundo y también el de los demás.
Ahora, después de esta reflexión, me doy cuenta de que toda
mi fuerza está depositada en mi voluntad. Soy el resultado de mi voluntad. Y tú,
¿eres el resultado de tu voluntad?.
¿Cuántos de vosotros
quiere trabajar la voluntad?. Haz un comentario en el blog o envía un correo.
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