viernes, 22 de marzo de 2013

Importancia de los medios en los planes personales.



Un medio es un recurso que posibilita la realización de un trabajo. Para todo lo que hacemos necesitamos medios. Para poder ofrecer este blog necesitamos disponer de un ordenador, de acceso a Internet y un conocimiento mínimo como usuario. En esto estamos todos de acuerdo.

Cuando nos proponemos abordar tareas de cambio personal, nunca pensamos en los medios que necesitamos para hacer ese trabajo. Muchos de los procesos de cambio que fracasan, por no decir todos, tienen como causa del fracaso que no se han preocupado de disponer de los medios necesarios y sin esos medios es imposible realizarlos.

 ¿Qué medios necesitamos para abordar tareas de cambio personal?. Creemos que son imprescindibles:

Energía.- Cuando hablamos de energía no nos referimos a la fuerza del cuerpo físico, sino al intento inquebrantable que sujeta a la voluntad, a nuestra capacidad de concentración. Podríamos considerarlo como el estado armónico de nuestra vibración y la capacidad de mantenerla de manera continuada.

Voluntad.- La fuerza interior que nos mueve a realizar nuestro propósito. Tiene como combustible a la energía.

Silencio interior.- La capacidad de apagar el bullicio de los pensamientos para ubicar en ese lugar los procesos de consciencia, de lo cognitivo. Para facilitar que se de el comprender.

Reflexiona. ¿Dispones de los medios necesarios para abordar las tareas de cambio personal que te propones?.

jueves, 21 de marzo de 2013

Taller 10 Nuestros planes más personales.



Ya sabéis que para hacer el taller, como si hubiéramos asistido, es necesario realizar todos los pasos que aquí se exponen.

Reserva un espacio de tiempo de 40 minutos, más o menos. Apaga el teléfono y ponte cómodo. Ahora realiza el Ejercicio 2 “Respiración completa” .

Hemos comentado la importancia de analizar los sucesos que nos han traído hasta aquí. Si has hecho los ejercicios propuestos en el taller 9, reflexiona sobre sus resultados y haz una lista de aquellas cosas que más te han condicionado. Si no los has hecho, haz una lista con las decisiones más cruciales de tu vida y reflexiona sobre lo que más te condicionó en la toma de esa decisión. Analizar nos vale para conocer muy bien qué aspectos hemos de mejorar.

Hemos comentado “la planificación” (herramienta de gestión). Se ha cuestionado si es necesaria una planificación para realizar acciones de mejora personal. Este es un debate amplio. Quizá lo mejor sea que cada uno saque sus conclusiones después de leer el desarrollo del taller.

Nos hemos preguntado: ¿Qué queremos ser?, o ¿qué queremos alcanzar?,

Estas han sido algunas de las respuestas:
- Ser más feliz.
- Vivir con ilusión.
- Darle sentido a mi vida.
- Luchar por tener calidad de vida
- Vivir comprendiendo y entendiendo lo que nos pasa.

Estas son las metas más elevadas. Pero, ¿cómo hacemos y qué hacemos para “ser más feliz”?. Parece necesario dividir “ser más feliz” en trocitos de manera que podamos abordar la tarea con cierta facilidad.

¿Cuantas personas intentan ser más felices?. Para ello han leído libros, se han apuntado a yoga, van a clases de meditación, hablan mucho del tema con sus amigos, hacen prácticas de Reiki, etc. Pero siguen igual. ¿Conocéis a alguna persona que le pase esto?. Quieren abordar una cosa abstracta, difusa.

Antes de seguir haz el Ejercicio 1 Centrando la atención.

Ahora vamos a ver nuestra propuesta desde otra perspectiva.

Haz una lista de las cosas que te impiden ser lo que quieres ser.
Esto puede ser un ejemplo para “ser más feliz”:
Prioridad
No hablo con mis hijos todo lo que deseo.
2
En el trabajo me callo muchas veces y lo paso mal.
4
Algunos recuerdos me hacen mucho daño.
1
Mi pareja no me entiende.
3
Algunas veces me dan ganas de dejarlo todo y huir.
5

Si os dais cuenta hemos partido en trocitos la visión “ser más feliz”. Una vez escritos los trocitos los priorizamos, los ordenamos de más “dañinos” a menos. En este caso consideramos el más dañino: “Algunos recuerdos (estados emocionales) me hacen mucho daño”.

Ahora “planificamos”. Nos proponemos un plan para erradicar de nosotros esos recuerdos. ¿Qué es planificar? Traer el futuro al presente para actuar sobre él ahora (traer la emoción que me dolerá mañana para eliminarla hoy).

Para nuestro plan tendremos en cuenta :
¿Cómo lo hago?. La técnica que proponemos, más adelante la completaremos, es la de observar sin juzgar, tanto a las emociones como a los pensamientos desgastante. Ver Ejercicio 21 Eliminar y/o prevenir emociones negativas.

¿Cuando lo hago?. Si queremos hacer un buen trabajo debemos planificar en qué momento vamos a ejercitar y qué tiempo vamos a emplear, lo podemos pactar con la familia.

¿Con qué medios?. Necesitamos: Energía disponible (la pereza es un síntoma de falta de energía). Voluntad (la falta de concentración es un síntoma de falta de voluntad), un sitio tranquilo y silencioso, así como el silencio interior. 

Por último date un premio haciendo la relajación del Ejercicio 8 Relajación física completa. 


Ejercicio 21. Eliminar y/o prevenir emociones negativas.



Las emociones se desencadenan mediante la percepción de imágenes de acontecimientos u objetos que están sucediendo en ese momento, o bien, al recordar eventos sucedidos en el pasado. ¿Cuantas veces recordamos eventos pasados que nos provocan un estado emocional de culpabilidad?. El “dolor” emocional de entonces se repite, y los pensamientos asociados acuden para reforzar ese estado emocional que se acomoda en nosotros por un tiempo y después se desvanece, hasta la próxima vez. Si estas emociones se suceden con cierta frecuencia pueden llevarnos a un estado anímico basado en esa emoción. ¿Podemos eliminar o reducir el poder de esas emociones?. Es muy importante eliminar o, al menos, reducir aquellos estados emocionales que más nos dañan y nos condicionan, esos que de vez en cuando se cuelan en nuestra mente para darnos una paliza y después se van. También podemos utilizar este ejercicio para modificar aquellas formas de expresar las emociones que nos conducen a una manera de comportarnos no deseada.

Pasos del ejercicio:

1. dejar de alimentar a la emoción que consideramos negativa. Donde ponemos nuestra atención va nuestra energía. Si ponemos la atención en un pensamiento recurrente estaremos alimentando su emoción asociada. Si el pensamiento es desgastante o la emoción la consideramos negativa lo primero que debemos hacer es dejar de alimentarlos, no prestarles atención.

a)      Comenzaremos a escuchar, siempre que podamos, lo que nos dicen nuestros pensamientos. Pondremos especial atención al patrón de comportamiento de los pensamientos desgastantes recurrentes, esos que parecen incansables. El ejercicio deberíamos continuarlo hasta que seamos capaces de “darnos cuenta” de que el pensamiento está sucediendo y nosotros lo observamos, sin participar ni juzgarlo, solo lo observamos.
b)      Prestar toda nuestra atención a lo que hacemos ahora, en este momento. Si vamos andando nos fijaremos en cómo movemos las piernas, cómo respiramos, que hay a nuestro lado, lo que hay delante, lo que está quieto, lo que se mueve. En definitiva toda nuestra atención estará puesta en el hecho de andar, sin pensar en nada. Observaremos que estos dos ejercicios “crean” momentos de silencio interior. Ya no estamos conectados a nuestra mente, toda nuestra atención está en el ahora. Cada vez que establecemos momentos de consciencia plena del ahora, establecemos conexiones con el ser. Tomamos consciencia de ser.

2. observar la emoción. Si llega la “emoción”, ese pellizco en la boca del estómago que duele, paramos nuestros pensamientos y concentramos nuestra atención en ese dolor, en la sensación física que nos produce la emoción. La observamos unos minutos para “sentirla bien”, no permitiremos que se convierta en pensamiento y no la juzgaremos ni analizaremos y no conversaremos con ella. Solo vamos a estar presentes observándola. Después hacemos unas respiraciones rítmicas, para, según la observamos, dejar que se vaya el dolor. Después analizamos que es lo que realmente ha ocurrido. Si hacemos esto a rajatabla, comprobaremos que los envites de esa emoción son cada vez más débiles.

3. aceptar la realidad. En todos los casos los pensamientos hacen una interpretación de la realidad, una valoración subjetiva. Tendemos a pensar que somos lo que nuestros pensamientos dicen que somos, y, a veces, los pensamientos no están de acuerdo con lo que realmente es. Hay que ver las cosas sin resistencias y sin los condicionantes de la lucha interior. Hay que aceptar la realidad tal como es.

4. inventar la realidad. Nosotros podemos vivir la realidad que deseamos. Para fabricarla basta con visualizar como queremos que sea y traer junto a la escena visualizada el sentimiento asociado que queremos que tenga, y repetirlo una y otra vez, igual que hacemos con todas las realidades que vivimos. La diferencia es que la realidad ordinaria se va creando de manera inconsciente, sin darnos cuenta, y ésta la creamos de manera consciente.
 
5. hacer una caminata diaria de una hora, más o menos. En esta caminata intentaremos andar erguidos, con la cabeza alta y mirando al horizonte, se trata de percibir todo lo que nos rodea, sin pensar en nada. El paso debe estar acompasado con la respiración, debe notarse armonía, no importa lo deprisa que se ande, importa que el ritmo que se establece se sienta natural y no signifique un esfuerzo. Ayuda concentrar nuestra atención en la línea de horizonte, tratando de ver al mismo tiempo lo que está a nuestra derecha, lo que está a nuestra izquierda, lo que está encima de nuestra cabeza y lo que está a nuestros pies. Podemos comprobar que si andamos así no podemos pensar.

6. prestar atención a nuestras posturas y movimientos, comprobar si tenemos contracturas emocionales. Las emociones pueden mantener “ordenes” musculares que terminan en contracturas y se convierte en estrés físico.

7. aprender a sentarse de una manera correcta, moverse de una manera adecuada y hablar manteniendo la cabeza en una posición equilibrada tiene repercusiones no sólo en cómo uno se siente, sino también en el nivel de claridad mental.

8. observar los cambios en nuestra respiración, éstos nos informan del nivel de armonía en el que se encuentra nuestro cuerpo, y si se produce algún cambio mental y emocional. La respiración rítmica completa es el paso más directo, rápido y eficiente para acceder de nuevo a un estado de equilibrio.

9. masticar despacio, muy despacio. Si observamos nuestro estado, nos daremos cuenta de que en el momento de comer mantenemos la frecuencia de nuestras ondas electromagnéticas en un nivel alto. Vulgarmente decimos “estoy acelerado”. Con una masticación lenta rebajamos la “ansiedad” que puede ser “habitual” en nosotros. Puede ser el indicio de un estrés crónico. Digamos que estamos “educando” al cuerpo. Estamos “frenando” el bucle “adictivo” que se establece entre el cuerpo y el cerebro y que facilita el hábito de vivir en un estado de cierta ansiedad. 

Pongamos un ejemplo. Un hombre siente un acceso de dolor emocional cada vez que recuerda la escena en la que humilló a su mujer ante los amigos. Recreó la situación en la que su padre humilló a su madre delante de sus familiares, él tenía ocho años. Ahora se siente culpable porque desde aquel momento nota un alejamiento de ella, echa de menos sus caricias, y sus miradas de complicidad. Sabe que ella no ha superado aquella humillación, y el se da cuenta de que la ama mucho más de lo que pensaba.

Este hombre realiza los tres primeros pasos recordando una escena con su esposa, es la escena que más le duele. En el cuarto paso recuerda la escena, ya no siente el dolor, pero si persiste la tristeza y la soledad. Entonces comienza a modificar lo que ve, visualiza lo que quiere ver, y comienza a sentir amor por su esposa, trae el sentimiento, se lo dice con palabras, mentalmente. Nota como la emoción del amor comienza a situarse donde siempre debió estar. Este ejercicio se repite hasta sentir la alegría de amar. Cuando hace el ejercicio con su padre, mira la escena y comienza a sentir compasión por su padre y por él, hasta que siente amor.

En todos los casos, mientras observamos la emoción, analizaremos nuestro comportamiento en el suceso que recordamos, con la intención de descubrir las actuaciones que tuvimos determinadas por nuestro ego. Esas actuaciones tenemos que verlas con claridad y modificar nuestro comportamiento. Debemos aprovechar estos episodios de silencio y reflexión para comenzar a ver facetas de la realidad que antes se escapaban, o que nuestro ego disfrazaba apoyándose en los pensamientos. Es muy frecuente que culpemos al otro de todo lo que nos pasa, cuando en realidad estamos “ocultando” un comportamiento dictado por el ego.

Si los pensamientos son tan fuertes que han creado su propia historia, y además los creemos a pies juntillas, tendremos que hacer un ejercicio de identificación de la verdad. Tendremos que descubrir qué pensamiento específico provoca la reacción emocional.
Mientras mantenemos la escena en nuestra pantalla mental vamos a contestar algunas preguntas. Las preguntas tienen la virtud de poner la atención en aquello que realmente interesa. Lo primero es averiguar si lo que piensas es cierto. ¿Has comprobado realmente que es cierto lo que piensas?. ¿Cómo es tu vida cuando no tienes este pensamiento?. ¿Qué tiene que ver ese pensamiento con tu realidad de ahora?. ¿Lo que piensas es justo?, debes sentir la respuesta, no se trata de juzgar o justificar nada, solo de sentir. ¿Qué emoción se manifiesta?. ¿Está implicado tu ego?. Solo conociendo la verdad más profunda podemos iniciar la aceptación que cura.

¿Qué pensamiento me viene y me produce el dolor?.
¿Estoy convencido de que lo que pienso es verdad?.
¿Cómo sería mi vida si no tuviera ese pensamiento?.
¿He hecho autocrítica?.
¿Qué oportunidades me brinda lo que me está ocurriendo?.
¿Qué decisiones he tomado?.
¿Por qué traigo cosas del pasado a mi vida actual?. 

Estamos tratando de establecer un equilibrio emocional donde no existía. Estos ejercicios, si los realizamos con todos los estados emocionales que nos dañan, nos permiten ahorrar mucha energía. ¿Cómo canalizamos esa energía?, ¿hacia donde la reconducimos?.     

La energía ahorrada, cuando no tenemos consciencia de ese excedente, la malgastamos. Nos sentimos eufóricos y con “más ganas” de hacer cosas y nos vale cualquier excusa para gastarla enseguida, trasnochamos, aumentamos nuestra actividad sexual, discutimos o reivindicamos causas perdidas. No sabemos que hacer con ella. Observemos esos momentos y veremos que disponemos de energía extra. Esa energía excedente tenemos que invertirla en tareas que nos ayuden a aumentar nuestro “almacén” de energía y canalizarla hacia tareas de cambio.

Con esta tanda de ejercicios sobre las emociones tratamos de alcanzar beneficios como:
-         conocer qué emociones nos dominan,
-         eliminar estados emocionales que nos dañan,
-         serenar nuestro comportamiento en situaciones extremas,
-         entender mejor a los demás,
-         escuchar de manera activa,
-         no juzgar precipitadamente,
-         no dejarse llevar por la importancia personal,
-         ser mejor persona,
-         alcanzar cotas altas de armonía.


lunes, 18 de marzo de 2013

La energía y la voluntad.



¿Alguna vez te has preguntado por qué no terminas muchas de las cosas que comienzas?. ¿Por qué dejamos una cosa para coger otra que terminamos también dejando?. ¿Por qué a muchos de los cometidos diarios le llamamos obligaciones?. ¿Qué pasa?. ¿Cómo justificamos ese comportamiento?. Con frecuencia nos decimos: no es el momento oportuno; tengo muchas cosas en las que pensar; en realidad no era mi fuerte; lo dejo para después del verano, etc. Todas esas son justificaciones que enmascaran nuestra falta de voluntad.

Para hacer algo, cualquier cosa que nos propongamos, necesitamos disponer de dos elementos esenciales: energía y voluntad.

La voluntad es la fuerza, el motor con el que vamos a realizar los trabajos propuestos. La energía es el combustible que necesita ese motor. Con una voluntad deficiente y una energía pobre podemos hacer pocas cosas.

Podemos tener la intención de cambiar, de comportarnos de manera diferente, pero eso no se realiza sólo con el deseo, hay que convertirlo en hábito y rutina, en una forma de ser, y para eso necesitamos ejercitar. Para ejercitar necesitamos voluntad y energía.

¿Cómo desarrollamos nuestra voluntad, cómo la tenemos preparada para ejercitar todo lo que necesitamos?. Para hacer un cambio real de nuestra persona, para tener otra forma de ser, necesitamos tener desarrollada la voluntad dura y la voluntad suave. Estos términos los tomamos de Georg Kühlewind.

Vamos a decir que la voluntad dura es la que utilizamos para hacer “cosas físicas” como mover una mesa o correr para coger el autobús. La voluntad suave es aquella que utilizamos para hacer “cosas mentales” como pensar en un problema sin distracciones. En ambos casos necesitamos disponer de energía. Si estamos muy cansados físicamente, no podremos mover la mesa, tampoco parar el bullir de nuestros pensamientos para concentrarnos. Si aceptamos lo expuesto parece necesario que revisemos nuestro nivel de voluntad y la energía que tenemos disponible.

Para desarrollar la voluntad no es necesario proponerse grandes tareas que requieran un esfuerzo largo y continuado. Podemos aprovechar las pequeñas acciones cotidianas que requieren voluntad, como: no tomar un café cuando lo deseamos, levantarse a cerrar la puerta, tirar la basura ahora, limpiar los cristales hoy, etc. Además podemos ejercitar con:

Para tener energía disponible lo mejor es no malgastarla. Se recomienda leer:

Además ejercitar con:

La voluntad y la energía la necesitamos para abordar los planes que nos proponemos.

viernes, 15 de marzo de 2013

La planificación como soporte de la actitud.



Si quieres mejorar tu vida es probable que tengas que cambiar algunas cosas de tu comportamiento. Es un error pensar que son los demás los que tienen que cambiar. Además es necesario tener una predisposición férrea. Esa actitud de cambio tiene que ser soportada por una planificación factible. No hay milagros, sólo trabajo.

También puede ser un error plantearse objetivos poco concretos y muy abiertos como: quiero ser feliz; tener una vida plena o ser una persona impecable. Estas propuestas las podemos utilizar como una visión, como una meta a largo plazo.

Alcanzar la visión: ser feliz, posiblemente conlleve alcanzar algunos objetivos previos, como: eliminar el sentimiento de culpabilidad; escuchar a mis amigos; diluir mi ego; tener seguridad; eliminar las emociones que me dañan, etc.   

Ya sabemos lo que queremos ser, lo que queremos alcanzar, lo tenemos apuntado. Supongamos que hemos escrito: ser feliz. ¿Cómo alcanzamos esa visión?. Para desarrollar el proceso que me llevará a ser feliz, tengo que saber de qué dispongo y para eso me apoyaré en mi tarea anterior: “Cómo enfrentarnos al análisis de nuestro pasado”.

Con los resultados de esta tarea puedo proponerme objetivos que me llevarán a ser feliz. Cada día seré un poco más feliz si:


Objetivos de la tarea: analizar
Hacer planificación para alcanzar los objetivos:
Identificar todas las emociones y estados de ánimo que nos dañan.
Eliminar las emociones y estados de ánimo que nos dañan.
Conocer por qué actué así
Pensar detenidamente antes de tomar decisiones.
Qué hago de manera superflua o excesiva.
No hacer nada superfluo o excesivo.
¿Cómo actúo?.
Corregir mi forma de actuar si lo necesito.
¿Qué aspectos muestro de mis cuatro ámbitos?.
Mostrarme de manera honesta en mis cuatro ámbitos.
¿Qué hago en defensa de mi importancia personal?.
Eliminar o reducir mi importancia personal.
¿Cómo ando de disciplina?.
Fortalecer mi disciplina.

Para comprobar si los objetivos me ayudan a alcanzar la meta me puedo preguntar:

Pregunta
Respuesta.
¿Si elimino las emociones y estados de ánimo que me dañan seré más feliz?.

¿Si tomo buenas decisiones seré más feliz?

¿Si no hago nada superfluo o excesivo estaré más equilibrado. ¿Esto me hará ser más feliz?

¿Si mejoro mi forma de actuar y soy más comprensivo, seré más feliz?.

¿Mostrarme de manera honesta en mis cuatro ámbitos me hará más feliz?

¿Eliminar o reducir mi importancia personal, mi ego, me hará más feliz?.

¿Ser disciplinado me hará ser más feliz?.

   
Reflexiona sobre estas preguntas. Si abordáramos todos los objetivos a la vez es muy probable que no alcancemos ninguno. Eso nos pasaría si nuestro objetivo fuera: ser más feliz. Pero hemos troceado el problema. Vamos a ir siendo cada día más feliz.

¿Por donde empezamos?. Qué planificamos primero?.

Antes de seguir revisemos qué hemos hecho:

- ¿Has escrito lo que quieres ser o alcanzar?.
- ¿Has analizado qué te ha traído hasta aquí?.
- ¿Tienes la determinación para hacerlo?.

martes, 12 de marzo de 2013

Cómo enfrentarnos al análisis de nuestro pasado.



En muchas ocasiones, cuando nos llega una imagen o un recuerdo que no es grato para nosotros, hacemos un gesto de expulsión del recuerdo o de la imagen. No queremos que se instale en nosotros, no queremos que nos haga daño, porque esa imagen, ese recuerdo nos hace daño físico, se coge a nuestro estómago y nos duele.

Algunas veces los pensamientos se despiertan con el dolor y comienzan a remover y reforzar aquello que nos daña, haciéndolo más fuerte, dándole nuevos significados, aumentando el sentimiento de culpabilidad, y eso no nos permite analizarlos adecuadamente, sólo se refuerza el estado anímico en el que nos sume. .

Podemos observar que los pensamientos se alían con la emoción para fortalecerse. Un ejercicio que nos puede ayudar es observar la emoción, el dolor que nos llena, sin juzgar nada, sin pensar nada. Sólo observar el dolor. Comprobaremos que a los pocos minutos el dolor se apacigua, se diluye y se va. Es posible que vuelva otro día, que vulva a hacernos daño, pero nosotros responderemos con la observación sin juzgar. En unos cuantos envites ganaremos la batalla.

Si mantenemos esta predisposición cuando abordamos una recapitulación de nuestra vida, podremos eliminar todas aquellas emociones que nos dañan y entonces ver “los sucesos” sin condicionantes, podremos tomar nota de las emociones que se han manifestado en esos momentos tan importantes para nosotros.

El objetivo del análisis de nuestros actos no está en contarnos historias alrededor de éstos, sino en identificar qué “estado emocional” se ha grabado en nosotros. Qué nivel de agitación energética nos produce.

Nos podemos apoyar en los siguientes ejercicios:
Ejercicio
Objetivo
Identificar todas las emociones y estados de ánimo que nos dañan.
Conocer por qué actué así.
Qué hago de manera superflua o excesiva.
¿Cómo actúo?.
¿Qué aspectos muestro de mis cuatro ámbitos?.
¿Qué hago en defensa de mi importancia personal?.
¿Cómo ando de disciplina?.

Realizar todos estos ejercicios nos dará la información suficiente para hacer una lista rigurosa de las emociones y estados anímicos que nos condicionan. Una vez hecha la lista, podemos planificar nuestro cambio. Seremos otra persona, tendremos una nueva forma de ser.  

Ejercicio 20 Recapitulación curativa.



Con este ejercicio tratamos de “reconocer” en profundidad todos aquellos comportamientos que nos forman hoy. Exige un compromiso fuerte que nos conduce a un cambio más profundo.

Somos el conjunto de pensamientos, emociones y sentimientos que nos han precedido hasta ahora. Identificar qué pensamientos, emociones o sentimientos nos condicionan y nos dañan es la base fundamental de la recapitulación curativa. Pasos a utilizar:
1. Elaborar una lista de todos los pensamientos que nos dañan, comenzando por aquellos más repetitivos, aquellos que más nos duelen. Podemos comenzar por el momento actual y llegar a nuestro nacimiento.
2. Ordenar la lista siendo el primero el que más daño nos causa, aquél que viene una y otra vez. Sería como establecer una lista por grado de “intensidad” del dolor.
3. Responder a las preguntas propuestas con toda sinceridad, observando cómo nos sentimos y cómo ha participado nuestro ego.
4. Para eliminar el dolor o reducir su poder: recordar la emoción o pensamiento desgastante, dejar que nos llene y observarlo sin juzgar nada. Solo observarlo hasta que se diluya. Este ejercicio lo repetiremos las veces necesarias hasta que pierda poder. Continuar con el siguiente pensamiento o emoción desgastante de la lista.

Es importante no engañarse en el momento de la elaboración de la lista y en el de responder a las preguntas. A veces nos cuesta trabajo reconocer algunos de nuestros actos, o no queremos que nadie se entere y eludimos escribirlos. Hay que ser totalmente sinceros y humildes. Este es el primer paso para reconocernos y aceptarnos.

Para abordar la recapitulación podemos utilizar el siguiente ejemplo:
Recuerdo
Lo que siento
Mayo 2012, Comportamiento con mi ex esposa
Todos los días me siento culpable por el comportamiento que tuve.
Febrero 2012, Divorcio.

Ana me pide el divorcio y no se como reaccionar. No me aclaro. Me da miedo.
Enero 2012, Bronca con Juan.
Le retiro la palabra a Juan. Me precipité al juzgarlo. Fue más fuerte mi importancia personal.
Noviembre 2011, Infidelidad de Elena.

Me entero de que Elena tiene otro amante. Solo quería mi dinero. Sentí rabia  
Agosto 2011, Anita deja los estudios.

Le trastorna el ambiente de casa y quiere irse a trabajar a Indonesia. Sentí desolación.
Junio 2011, Bronca con Anita.

Suspende el curso y no tiene interés por nada. Temor
Mayo 2011. Bronca con Ana.
Ana se entera de mi relación con Elena. Sentí prepotencia y soberbia. 

La segunda columna nos ayudará a identificar qué emociones o pensamientos nos causan más dolor, así como a diseñar estrategias para solucionar los conflictos. 
También se puede prescindir de esta tabla y hacer directamente una lista o comenzar a analizar la emoción o pensamiento más dañino y dejar que la lista surja por sí sola.

Teniendo presente el pensamiento o emoción más dañina responder las siguientes preguntas. Te puedes hacer tu cuestionario particular. Lo importante es profundizar en la emoción y escribirlo. Los pensamientos son traídos por las emociones y después entran en un bucle que alimenta a la emoción. Una forma de no alimentarlas es observarlas sin juzgar.

Pregunta
Respuesta
¿Qué es lo que más te daña?
Mi comportamiento con mi ex esposa.
¿Cómo te comportaste?
La maltraté porque en realidad no la quería y no me atrevía a decírselo.
¿Cómo la maltrataste?
La humillaba siempre que podía y la ninguneaba con los amigos y familiares, ponía a nuestra hija en su contra y una vez le pegué.
¿Por qué hacías eso?
La odiaba porque ella impedía que yo fuera libre. Me cegaba la rabia. Le culpaba de la boda.
¿Cómo te sientes ahora?
Me siento culpable de todo lo que le hice. Los recuerdos de aquella etapa me persiguen y me torturan.
¿Sientes ahora lo mismo por ella?
No. Me he dado cuenta de que mi violencia era provocada por mi incapacidad para amar. Lo siento mucho.
¿Qué haces para reparar lo que hiciste?
Ser mejor persona con todos. Pedirle perdón y demostrarle mi afecto.
¿Crees que puedes perdonarte?
No lo se. Quiero cambiar. Se que ya no soy el mismo. Siento compasión por el otro, por el que era antes.
¿Qué has hecho para cambiar?
Observar mis comportamientos y aprender de ellos. También la recuerdo a ella y le muestro cariño, aunque sea mentalmente.
¿Qué vas a hacer para reparar el daño que has causado?
Quiero pedirle perdón personalmente y ponerme a su disposición para colaborar activamente en la manutención y educación de nuestra hija, y cubrir en lo posible sus necesidades.

Es importante, en los casos más duros, hacer un acto de reparación contundente, que nos demuestre a nosotros mismos que hemos cambiado.

Beneficios de este ejercicio:
- Identificar todas las emociones y estados de ánimo que nos dañan.
- Reducir la importancia personal.

Ahora hagamos una lista de las emociones que sentimos (segunda columna del ejemplo de recapitulación): culpabilidad, miedo, egoísmo, rabia, desolación, prepotencia, soberbia. Ese es el conjunto de emociones que te trae el pasado una y otra vez. Esos son los estados emocionales que tienes que eliminar, o al menos reducir.

viernes, 8 de marzo de 2013

Taller 9 Analizando lo que hacemos.



Ya sabes, si quieres hacer el taller reserva un espacio de tiempo de 40 minutos, más o menos. Apaga el teléfono y ponte cómodo. Haz los ejercicios que te proponemos, tanto de relajación como de reflexión. Comienza haciendo unas respiraciones completas. Puedes apoyarte en el Ejercicio 2 “Respiración completa” .

Se comentó en el taller que es muy importante ir “revisando” conceptos, que los veamos desde otro punto de vista, ya que, ampliar la visión de los conceptos nos hace flexibles, nos permite abordar, con más facilidad, el cambio.

En este taller hemos “revisado” el concepto tiempo, historia personal y memoria.

Sobre el concepto tiempo hemos resaltado una vez más:

- No podemos gestionar el tiempo, lo único que podemos hacer es gestionar qué acciones llevamos a cabo en relación con el sistema horario, con el reloj.
- Para nosotros la esencia de la administración del tiempo no está en cumplir unos horarios y tareas a rajatabla, sino en asegurarnos que nuestras acciones se fundamentan en lo que queremos ser.

Para esto es necesario tener muy claro qué queremos ser o qué queremos alcanzar. Reflexiona sobre esta propuesta y escribe en tu cuaderno lo que quieres ser.

Antes de continuar puedes hacer el ejercicio de visualización. Este ejercicio lo hemos enfocado a iniciar y potenciar flujos de energía.

Hemos tomado de una presentación de gestión del tiempo convencional: “Gestionar el tiempo significa: Analizar, Planificar, Organizar, Controlar, Motivar”.

Hoy hemos comentado la primera propuesta, Analizar: ¿Qué hemos de analizar?.
- Aquello que hemos hecho hasta ahora.
- Qué huella ha dejado en nosotros.
- Cómo nos condiciona.
- Qué he aprendido.
-  Aquello que hacemos ahora respecto al tiempo.
- Qué impacto tiene en nuestras vidas.
- Qué relación tiene con lo que queremos ser.
- Cómo es de satisfactorio.
- Daña a terceros.

Para hacer el ejercicio de analizar nos podemos apoyar en una tabla como esta. Lo ideal sería hacer una recapitulación de nuestra vida desde hoy hasta la fecha de nacimiento.
Nos puede valer una recapitulación “reducida” como la que se ofrece en el “Ejercicio 19 Encrucijadas de mi vida”.

Recapitulación de mi vida
Qué he hecho hasta ahora
Qué huella ha dejado en mí
Cómo me condiciona
Qué he aprendido.
Sufrí acoso laboral
Odio y depresión
Me asusto si alguien me grita
A ser más correcto.
Quiero ser una persona íntegra
Qué hago ahora respecto al tiempo
Qué impacto tiene en mi vida
Qué relación tiene con lo que quiero ser
Cómo es de satisfactorio
Daña a terceros
Escucho a las personas que trabajan conmigo
Me da serenidad y confianza
Ahora soy correcto en el trato
Muy satisfactorio
Los beneficia









También podemos optar por apoyarnos en estos tres puntos:
1. Lo que creo que hago.
2. Lo que pienso que debería hacer.
3. Lo que hago realmente.

Si nos preguntamos qué hago, es posible que seamos capaces de hacer una larga lista de ocupaciones como: estoy estudiando ingles; defiendo el honor de la familia; quiero entrar en el mundo del teatro; tener en orden mi casa es lo primero, quiero aprender a hacer punto de cruz, intento progresar profesionalmente, etc.

Si me pregunto seriamente qué debería hacer, nos puede salir otra lista: debo dedicar más tiempo a mi familia; debo hablar más con mis hijos; no debo dispersarme tanto; debo abrazar a mi pareja más veces, etc.   

Si me pregunto qué hago realmente me puede salir otra lista: me voy a estudiar inglés para no estar tanto tiempo en mi casa; practico teatro porque no me interesa mucho mi trabajo; antepongo mi casa a las necesidades de mi pareja, etc.   

Reflexiona sobre lo expuesto. ¿Qué conclusiones sacas?.

Comentarios sobre la historia personal y la memoria. Leer “El ego, elcomportamiento y la historia personal”.

Por último date un premio haciendo la relajación del Ejercicio 8 Relajación física completa.