Para reflexionar.
Estamos siendo. Nada es definitivo, todo es cambiante.
Nos creemos que somos los amos de nuestra vida pero eso no
es tan cierto, ya que los cambios suceden todo el rato. Unas veces los
aceptamos de buen grado y otras no. Pero están ahí.
Tenemos que ver el cambio como un proceso de evolución,
como un movimiento gradual hacia nuestra evolución
personal, como un aspecto positivo de nuestra vida que nos permitirá tener una
vida más saludable y placentera. Quien posea esta visión será capaz de
enfrentarse a las “sorpresas” de la vida con optimismo, serenidad y esperanza.
Si no aceptamos el cambio entramos en una pelea perdida
que nos hará daño y frenará nuestra evolución. Pero, ¿cómo
incorporar el cambio a nuestras vidas cuando la primera reacción que tenemos
ante él es miedo?.
Cada cambio que se presenta en la vida, ya sea deseado o
inesperado, debemos considerarlo como un
nuevo inicio, como otra oportunidad. Esta actitud promueve la
capacidad de ver el lado positivo de la vida y entender que el bien puede
surgir incluso de las circunstancias más complicadas. Muchas situaciones
de la vida son fortuitas, por lo que están fuera de nuestro control. Afortunadamente,
tenemos la opción de decidir nuestra actitud hacia lo que ocurre. Y
el optimismo es una condición indispensable para aceptar el cambio como algo
positivo. Una vez consolidada la actitud optimista hacia el cambio, la persona
debe reconocer que posee la fortaleza interna para recuperarse de cualquier
obstáculo en el camino.
Reflexionemos sobre los puntos siguientes:
- El cambio es una constante en la vida.
- Aceptar el cambio disminuye el daño que pueda causarnos
y facilita nuestra evolución.
- Aceptar el cambio, tanto el deseado como el inesperado,
es una forma de vivir.
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