jueves, 27 de marzo de 2014

Cosas de la clase 23.



Para reflexionar.

Hemos tratado la aceptación del cambio como un aspecto que fortalece nuestra resiliencia.

El cambio es un proceso. Es más, es el proceso principal de la vida. La mayoría de los cambios suceden en nosotros sin que nos demos cuenta. Nuestro cuerpo está cambiando constantemente, está tomando decisiones y modificando sus objetivos dependiendo de las variables que constantemente le están llegando. Podemos tener ahora una opinión y dentro de dos minutos otra diferente, sobre la misma cosa. Alegrarnos de haber tomado una decisión y arrepentirnos inmediatamente de la misma.

Uno de los aspectos más importantes del cambio es que nos obliga a crear una nueva variante de nuestra realidad. En cada presente hay implícito un cambio. El cambio es una constante de la vida.

Tomar consciencia de la importancia de aceptar los cambios y enfocar nuestras acciones para adaptarnos lo mejor posible a ellos, es disponer de una resiliencia fuerte. Cuando nos referimos a la resiliencia tratamos de verla como la capacidad de enfrentarnos a situaciones límite y sobreponernos al dolor emocional para continuar con nuestra vida.

Si trascendemos de eso y vemos a la resiliencia como la capacidad de adaptación de todos y cada uno de nuestros cambios a la “nueva realidad” (el hecho real del resultado del cambio) podemos observar que se transforma en una forma de ser. Nuestra resiliencia es parte de la esencia de nuestra forma de ser. Todos tenemos una resiliencia diferente y podemos fortalecerla o debilitarla, y eso solamente depende de nosotros.

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