domingo, 16 de marzo de 2014

Mas cosas de la clase 21 – 2



Para reflexionar. ¿Cuantos elementos constituyen tu red?.

Mediante las relaciones con las personas que nos rodean, vamos tejiendo una red capaz de mantenernos en pié y con la elasticidad suficiente para rebotar suavemente en ella y recuperar nuestra estabilidad, nuestro equilibrio, si “caemos”. Esto ocurre si la red que hemos tejido está anudada con amor y generosidad.

Cada vez que nos enfrentamos a una situación difícil la presión emocional deforma nuestro ánimo. Al “caer” sobre nuestra red de relaciones (comunicamos nuestro estado de ánimo), rebotamos y recobramos nuestra forma original, la que teníamos antes de la deformación, si la red tiene la energía y flexibilidad necesarias.

Si esta red no existe, o está débilmente anudada, no tendrá la flexibilidad necesaria para rebotarnos y podemos caer aún más bajo, o costarnos mucho trabajo la recuperación. Podríamos deducir que nuestra forma de relacionarnos incide en nuestra capacidad de resiliencia.

¿Cómo anudar la red social?. La “conexión” con las otras personas se hace mediante un intercambio de energía. La energía siempre va acompañada de una actitud y una intención. No somos conscientes de ese intercambio, pero si notamos sus efectos, los manifestamos a través de frases como: “no se, no me cae bien, aunque no lo conozco”; “nos vimos y nos dimos cuenta de que había química entre nosotros”; “me da buenas vibraciones”. Hay conexiones que vienen dadas y tenemos que fortalecerlas, como las conexiones entre padres e hijos y las derivadas de la familia cercana, compañeros de trabajo o vecinos.

Las conexiones hay que mantenerlas y alimentarlas, si no se secan y se desprenden. La manera de alimentarlas puede ser mediante manifestaciones expresas a la otra persona o con la revitalización de la conexión, dinamizando la actitud y la intención (lo practicaremos en el taller).


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