Venimos repitiendo que el crecimiento personal se culmina
cuando se da un cambio en nuestra personalidad. Deberíamos precisar que este
cambio se hace de manera paulatina, no hay un cambio importante en un momento
dado, sino que los
pequeños cambios se incorporan a nuestra vida sin que nos demos cuenta.
Un día descubrimos que hemos cambiado.
Quizá el ejercicio de la escucha sea uno de los pequeños
cambios más significativos. Al principio nos cuesta trabajo mantener la atención
en lo que nos dice el hablante, pugnamos por hablar, por meter baza enseguida.
Ese es el impulso que hemos de frenar aunque percibiendo que está presente. Casi
siempre notamos como nuestra agitación energética va incrementándose.
Con el ejercitar, el silencio receptivo se desarrolla, de
una pelea por no interrumpir a una actitud anímica de escucha, de ayuda al otro.
Nuestro cuerpo se mantiene en un equilibrio energético, no tenemos esa agitación
que nos acompaña en la pugna por hablar.
El cambio se ha dado en nuestro equilibrio energético, ya no
tenemos agitación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario