jueves, 5 de junio de 2014

Cosas de la clase 32.



Reconocerse es una actividad lenta, no se puede hacer compulsivamente, sino dejando que el acto de reconocerse cale, se haga consciente. Se trata de aceptar lo que somos, cómo somos y cómo nos comportamos.

La verdadera empatía, el ponerse en el lugar del otro, es reconocerse en él: “yo también me comporto así, o podría comportarme así”. Reconocerse en el otro es aceptar que nuestras energías vibran en el mismo tono en situaciones iguales o parecidas. Es leer en el otro lo que siente, incluso lo que piensa, entenderlo y compartir su estado de ánimo.

Desde el reconocimiento de nuestras reacciones ante el entorno podemos identificar qué estados emocionales nos condicionan y establecer las estrategias necesarias para mejorar nuestra conducta.

Podemos reconocer algunas de las emociones y sentimientos que nos hacen ser como somos, respondiendo a preguntas como:
Pregunta a responder
Emoción/sentimiento
Cada vez que me recuerdan mi forma de hablar me altero
Baja mi autoestima
Cuando me llevan la contraria me altero
Trato de imponer mi opinión
Si me dicen algo con retintín me altero
Creo que me llaman tonto
Si meto la pata en algo me altero
Soy perfecto
Si tengo que reclamar me altero
Me encuentro inseguro
Si me dirijo a alguien que considero “importante” me altero 
Me considero inferior.
Si descubren que no tengo la formación que “suponen” me altero
Me avergüenza
Si tengo que hablar en publico me altero
Me siento inseguro.
Siento vergüenza ajena cuando creo que alguien habla mal.
Me siento inseguro
Hazte tus propias preguntas


Repetimos “me altero” para llamar la atención sobre la agitación energética que se puede crear en nosotros cada vez que se da uno de estos eventos, incluso si le ocurren a otros. Es importante establecer estrategias de cambio para reducir o eliminar agitaciones energéticas innecesarias, y para ello es necesario reconocernos

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