La persona no asertiva utiliza la crítica negativa
(destructiva) como elemento de manipulación, intentando reforzar las creencias
negativas (limitantes) de la otra persona.
La crítica destructiva se dirige a la identidad de la persona,
a sus creencias, mientras que la crítica asertiva o retroalimentación se dirige
a un comportamiento o conducta determinada.
No es lo mismo decir “eres un patoso, te podrías estar
callado” (crítica de una persona no asertiva), que decir “ésta no es una
respuesta apropiada” (retroalimentación de una persona asertiva).
La critica no asertiva busca culpabilizar y reforzar que la
persona piense: “no doy una, todo lo hago mal”. Este pensamiento refuerza la
creencia no asertiva: “No debemos juzgarnos a nosotros mismos. Hemos de ser
juzgados por normas externas y una autoridad superior a nosotros”.
La crítica asertiva
quiere encontrar soluciones y mejorar la conducta, impulsa a que pienses:
“aprende de este error para la próxima vez”. Permite que pongas en práctica tu
derecho a ser tu propio juez.
Expusimos otro derecho asertivo: “Tenemos derecho a no dar explicaciones o
excusas que justifiquen nuestro comportamiento”.
La creencia no asertiva que nos impide poner en práctica
este derecho puede ser: “Debemos explicar las razones de nuestro comportamiento a
los demás, puesto que somos responsables de nuestras acciones ante ellos”.
Esta es una creencia que viene de nuestra educación: explicar a los padres,
profesores, mayores, autoridades, etc. Ya somos adultos. No tenemos que dar
explicaciones de nuestro comportamiento.
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