lunes, 1 de julio de 2013

La creatividad, parte activa de la meditación



La meditación consiste en concentrarse en aquellos temas de los que queremos alcanzar nuevos significados, o significados superiores. El conocimiento que se obtiene como resultado de la meditación no tiene fin ya que la información recibida siempre es objeto de una nueva meditación, y así interminablemente. El hecho de alcanzar nuevos significados siempre se da mediante la experiencia. Las experiencias nos cambian. Al meditar avanzamos desde una forma, a través de un vacío momentáneo, a otra forma superior.

Lo mismo pasa con la creatividad, también trata de encontrar nuevos significados. El encuentro de esos nuevos significados también se hace mediante la experiencia, y su encuentro también nos cambia.

En ambos casos la experiencia se persigue por vía activa.

Cuando nos iniciamos en la meditación comenzamos aprendiendo a relajarnos y más tarde a concentrar nuestra atención por periodos largos de tiempo, y ahí, en esa concentración, captamos los significados superiores mediante la experiencia.

¿Qué hacer para iniciarnos en la creatividad?.

Proponemos iniciar prácticas de creatividad dejando que surjan “signos” que expresen el “significado” de lo que sentimos, bien “escribiendo” o “pintando”.

El cambio que se alcanza con la práctica de la creatividad es tan potente como el que se alcanza con la práctica de la meditación.

Hemos de acordar que tanto en la meditación como en la práctica de la creatividad primero existe el significado, después el signo.

Pongamos un ejemplo: lo que yo he sentido, la experiencia que he tenido con este significado, lo he expresado mediante colores puestos en un espacio y también mediante signos escritos (letras).

Lo mejor es no pensar sobre los signos, sino sentirlos.

Podéis participar si al “leer” los signos de colores (contemplar la pintura) dejáis que se “convierta” en significado inmaterial (lo que sentís) y lo volvéis a expresar con signos escritos. Ya es vuestro “significado” y son vuestros “signos”, estáis creando. Si observáis lo que pasa en vuestro cuerpo “notaréis” la experiencia.





Te miro sin piedad, aturdido por las noches de luna.
Tu gesto, quieto, esperando una palabra amable, se queda grabado en las hojas mustias de la esperanza.
Ya no puedo verte sin que los puñales se claven lentamente en mi vientre, mientras, tu sigues esperando la caricia última que te haga libre.
Te miro con el tiempo golpeando los recuerdos, sin dejar que la paja se pudra en la parva, sin dejar que tu mano suelte el último suspiro vestido de silencio.
El viento trae una y otra vez las voces que te llaman, las que te persiguen por las laderas de tus mejillas y tu mano se abre para volverse púrpura.
Te miro sin piedad, aturdido por las noches de luna.




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