sábado, 26 de enero de 2013

El aspecto como herramienta de mejora personal.



Si buscamos en el diccionario encontramos que aspecto es: “el conjunto de rasgos o características que muestra una persona o cosa”. Podríamos decir que es lo que mostramos de nosotros al otro. Pero también es lo que nos mostramos a nosotros mismos.

Además, el aspecto puede mostrar el estado anímico en el que nos encontramos y esta información es entrada para nuestros pensamientos, de manera que el bucle que se establece refuerza el cómo nos sentimos y también el cómo somos. Asimismo, condiciona nuestra actitud. Nuestro aspecto puede ser tomado como modelo, seguro que es modelo para nuestros hijos, e influir en el desarrollo de su personalidad.

Si aceptamos lo expuesto podemos considerar que mantener un aspecto saludable, limpio, elegante, alegre, vigoroso, culto, etc., es una fuente de información que consolida un buen estado de ánimo. Por lo tanto, el bucle de información que establecemos sobre nosotros mismos alimenta de manera positiva nuestra forma de ser y, también provocamos, que el otro obtenga una información que le motive a estar y ser mejor. Si ahora mismo, después de leer estas palabras, observáis vuestro aspecto energético percibiréis cierta armonía, es como un equilibrio, y éste podría ser nuestro aspecto vibracional. Muchas veces hemos dicho coloquialmente que alguien emite buenas vibraciones. 

 
 Cuando hablamos de aspecto, normalmente, o en muchas ocasiones, nos referimos solamente al aspecto físico. Nosotros vamos a considerar a nuestra totalidad. Venimos diciendo que somos un cuerpo cuya totalidad se compone de cuatro ámbitos: físico, anímico, energético y espiritual.

Consideramos como ámbito físico nuestro cuerpo y todo lo que percibimos con los cinco sentidos.

En el ámbito anímico situamos a la mente. Vamos a considerar como mente todos los resultados del proceso cerebral: pensamientos, emociones y sentimientos.

En el ámbito energético situamos “las fuerzas” capaces de mantener y “enfocar” la vida como: los impulsos electroquímicos del cerebro; los impulsos que conocemos como frecuencias electromagnéticas, “los flujos emocionales” y la voluntad. (Más adelante hablaremos de las fuerzas que nos mueven)
 
En el ámbito espiritual ubicaremos todo aquello que trasciende de los pensamientos y que lo podemos considerar consciencia. La dimensión cognitiva (todo lo relativo al conocimiento) la consideraremos dentro del ámbito espiritual. Para este trabajo vamos a considerar también en este ámbito la “cultura personal adquirida”.

Para poder utilizar el aspecto como herramienta de mejora personal, hemos de ser capaces de observar  qué conjunto de rasgos o características mostramos de cada uno de nuestros ámbitos, y una vez identificados, establecer estrategias de encauzamiento si es necesario.

El aspecto nos puede limitar en nuestras relaciones personales y sociales, bien porque nos hayamos “abandonado”, bien porque “pensemos” que nuestra “apariencia” no es la apropiada, o porque el otro perciba de nosotros características o rasgos que le condicionen en su toma de decisiones. Esto nos puede hacer perder oportunidades importantes para nuestra vida, así como debilitar nuestra capacidad para aceptar lo que es.

Si lo crees necesario haz una lista de los rasgos o características que te limitan y toma acciones para modificarlos o encauzarlos.

Ver ejercicio 13 "Identificando los rasgos que me condicionan".

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