lunes, 26 de noviembre de 2012

Tomando consciencia de mi campo de energía.



Si unimos los ejercicios “centrando la atención” y “respiración completa”, podemos percibir como nuestro campo de energía entra en armonía. La agitación, el estrés “remanente” de la actividad cotidiana, se apacigua, olvidamos nuestro cuerpo y nuestra atención solo percibe el ritmo de la respiración. Llega un momento en que apenas percibimos la respiración aunque seguimos respirando. Solo hay quietud interior. Sabes que eres uno con el todo.

Cómo hacer el ejercicio:
1.- Te sientas cómodamente en la posición de relajación.
2.- Concentras tu atención en los hombros, brazos y manos. Los sientes relajados. Tus manos pesan. Notas el peso de tus manos. Tus manos y tu cuerpo se funden en la quietud interior.
3,- Concentras tu atención en la respiración sin participar en ella.
4.- Dejas de sentir tu cuerpo y tu respiración, solo queda un ritmo natural de vida. Un principio y un final. Todo es silencio, todo es quietud interior. Ya no existe el ego, ni la importancia personal. No hay nada que defender ni nada por lo que luchar. Eres pleno y al mismo tiempo no eres. Solo eres energía.

Posición correcta para hacer la relajación, recordemos que se trata de un ejercicio. La silla debería tener un respaldo alto y recto, formando dentro de lo posible, un ángulo de 90 grados con el asiento. Los pies se “asientan” bien en el suelo, de manera que toda la planta del pie esté en contacto con la superficie que pisamos, por lo tanto, no es aconsejable hacer la relajación con zapatos de tacón alto. El ideal es el pie desnudo, pero nos pueden valer unas zapatillas planas. El ángulo que hacen las piernas al sentarnos debería ser de 90 grados, aproximadamente, comprobad que ésta es una posición muy cómoda.

Las manos caen abiertas sobre los muslos, cerca de las rodillas. La espalda se coloca bien apoyada en el respaldo de la silla. Para comprobar que estamos erguidos apretaremos el trasero contra el suelo y la coronilla contra el cielo. Mantenemos esa posición erguida sin tensiones musculares. Las piernas las mantenemos abiertas para facilitar el movimiento del diafragma.
  
Mirando al frente, sin pensar en nada, hacemos tres respiraciones profundas inhalando y soltando el aire con suavidad, después respiramos normal. Esta respiración se hace siempre con la nariz.





No hay comentarios:

Publicar un comentario