domingo, 8 de junio de 2014

Más cosas de la clase 32 - 2



Conversar con el espíritu (para reflexionar).

La humildad, la ausencia de crítica, queja y sentencia te darán la energía necesaria para entablar conversaciones con el espíritu.

Hace tiempo que hablo con el espíritu. De estas conversaciones tengo recuerdos parciales y no muy estructurados. También he de decir que en muchas ocasiones más que una conversación ha sido un monólogo conmigo mismo, donde, de vez en cuando, el espíritu metía una información. Creo que comprobaba si estaba atento o simplemente me sumergía en una verborrea mental inútil.

La primera información que me dio, o al menos una de las primeras, fue que no podría encontrarlo desde la rigidez. Eso me hizo pensar que no podía caer en los dogmatismos, que era necesaria una libertad total, porque el espíritu se presenta sin avisar y en cualquier elemento que compone nuestro entorno. No está sujeto a definiciones mortales, y no está atado a nada ni a nadie.

Desde entonces ando con sigilo, sin dejar que el parloteo de los pensamientos atrape mi atención. El espíritu está tan cercano a nosotros que nos fundimos con él. Tanto es así, que en muchas ocasiones no sabemos quien es el espíritu o quienes somos nosotros. No importa demasiado ya que formamos parte de la totalidad.

A veces se me presenta como una ráfaga de energía, otras como una paz interior intensa y placentera. Si tu no has percibido ninguno de estos dos estados es que estás, posiblemente, bastante alejado del espíritu. Deja que el silencio interior te llene y escucha sin forzar nada. Se trata de permitir que lo que te rodea se funda contigo, o al revés, dejar que tu totalidad se funda con todo lo que te rodea. Si estás atento, sin esperar nada, encontrarás. Disfruta de tu experiencia.   

   

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