Aparta todas las letras que hay en el imaginario colectivo.
Aparta los sonidos que reiteradamente entorpecen tu vista.
Deja que se vayan, que no vuelvan en las tardes pintadas de
naranja.
Pon tus manos al descubierto, déjalas como abanicos en
reposo.
Que no digan nada tus pensamientos, ni tu voz, ni tu gesto
contagioso.
Deja que todas las voces se apaguen, deja que se vistan de
olvido.
Ahora cierra los ojos y pon tus sentidos al descubierto.
Cuelga hojas de laurel, pétalos de rosas peinadas y
silencios.
Nota como la brisa de la templanza te envuelve y escucha.
Soy lo que sientes. Todo lo demás es falso.
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