lunes, 3 de junio de 2013

Ejercicio 24. Del recto hablar (Kühlewind).



Cómo escuchar:
- Procurar ver en el otro al hablante, no su apariencia exterior.
- Fijar la atención de la manera más completa posible. Uno está atento mentalmente, es decir, no se piensa en los pensamientos propios que surgen en uno durante el hablar del otro. Uno se empeña en pensar los pensamientos del hablante, ponderando de vez en cuando si uno lo está entendiendo por sus palabras.
- Comprender al que habla con el sentir. En ello hay que acallar cualquier simpatía o antipatía, incluso la espontánea, no se trata de los sentimientos que en mí produce el hablante.
- Suspender, en el silencio receptivo interior, la aprobación o el rechazo, la satisfacción o la crítica del contenido de lo que se dice.
-  La apreciación y la formación de una respuesta tendrán lugar luego, tanto más pronta y acertadamente cuanto más atentos estemos en el escuchar, es decir, completamente dedicados al hablante y no distraídos por nuestros pensamientos propios y nuestra crítica inmediata.

En este ejercicio es particularmente eficaz que uno elimine el impulso de meter baza enseguida, de interrumpir al otro, pero percatándose de que el impulso está presente.
Con el tiempo, el silencio receptivo se desarrolla, de un gesto negativo, de renuncia, a una actitud anímica positiva, de ayuda al otro. Nuestra calma interior no solo impide las perturbaciones y los obstáculos, sino que crea un ambiente favorable para el hablar del otro, una anticipación o un presentimiento de que será comprendido: hablará más fácilmente y mejor. Esta acogida no significa ni una aprobación, ni un rechazo del contenido hablado. La comprensión está desprovista de cualquier apreciación, e incluso ayuda eventualmente al que habla a comprenderse a sí mismo.

Prestar atención a no decir nada superfluo:
- Vencer la tentación de poner en palabras algo a lo que podríamos renunciar, a no hablar por hablar, a no decir nada superfluo, a no parlotear.
- Prestar atención a los impulsos de hablar mal de un tercero en su ausencia, de comentar sus flaquezas, lo cual uno no haría en su presencia.
- Si tenemos que hablar de persona ausentes hagámoslo como si estuvieran presentes.

Hablar positivo:
- Hablar solo cuando se tenga algo que decir.
- El hablar es siempre un hablar a alguien y con alguien. Por consiguiente, el contenido y el cómo tienen que ser determinados por el interlocutor con el cual hablamos.
- El verdadero hablar no quiere decir que uno solo puede proferir palabras sabias, sino que es verdadero en la situación presente.     

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