Parece interesante
repasar algunos conceptos e ideas que utilizamos en nuestros grupos de trabajo
(puntos tomados del libro “Somos energía o la otra vida que no vives”).
Venimos aceptando que “somos un cuerpo
cuya totalidad se compone de cuatro ámbitos: físico; anímico; energético y
espiritual. En realidad, deberíamos decir que somos una unidad compleja
de energía en la que se dan distintas formas de manifestación.
En el ámbito físico se encuentra todo lo que
vemos y tocamos, todo lo que percibimos con los cinco sentidos.
Dentro de lo físico vamos a poner nuestro cuerpo, incluido el cerebro, y todo
aquello de nuestro entorno que podemos detectar mediante los sentidos.
En el ámbito anímico situamos a la mente.
Vamos a considerar como mente todos los resultados del proceso cerebral:
pensamientos, emociones y sentimientos.
En el ámbito energético situamos “las
fuerzas” capaces de mantener la vida como: los impulsos
electroquímicos del cerebro; los impulsos que conocemos como frecuencias
electromagnéticas, “los flujos emocionales” y la voluntad.
En el ámbito espiritual ubicaremos todo
aquello que trasciende de los pensamientos y que lo podemos considerar
consciencia. La dimensión cognitiva (todo lo relativo al
conocimiento) la consideraremos dentro del ámbito espiritual.
Sería bueno decir que los pensamientos, las emociones, los
sentimientos y la consciencia son “estructuras” neuronales y, por tanto,
“elementos físicos”. Parémonos aquí un momento. Según lo dicho podríamos considerar que no hay
ámbitos separados, no somos por un lado pensamientos y por otro un cuerpo
físico, o una consciencia, sino que somos una totalidad que se alimenta y
también se retroalimenta. Para nosotros el flujo de información es
tan válido cuando va del cerebro al cuerpo, como del cuerpo al cerebro, es más
podríamos decir que los pensamientos tienen el mismo valor, desde el punto de
vista de nuestra totalidad, que la información química que le llega al hígado
si tomamos un alimento perjudicial. Ambas informaciones procuran nuestra
integridad, nuestro bienestar”.
Reflexiona sobre tu
totalidad y el uso que haces de ella. ¿Tratas tus ámbitos como elementos
separados?
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