Durante un tiempo
añadiremos entradas a la etiqueta: “La actitud”.
Consideramos que la actitud podemos crearla con la reflexión,
entendiendo por actitud una cierta motivación que crea un comportamiento para
hacer cosas. Reflexionar
es, en gran medida, aceptar lo que comprendemos.
Ante el crecimiento personal sólo cabe el cambio y para
cambiar sólo cabe la humildad. Permitidme que recupere un par de puntos
del libro “Somos energía o la otra vida que no vives”:
“De pronto comprendí que todo era
una manifestación del azar. Que todos y cada uno de los seres que pueblan la Tierra somos una
manifestación del azar. El azar había juntado a mis padres para que
intercambiaran información genética, igual que ocurre con todas y cada una de
las parejas que tienen descendencia. Entendí que lo verdaderamente importante,
en esto de la vida, es preservar la información que asegure la permanencia de
la especie. Todo lo demás no tiene importancia. A veces creemos que somos lo más importante, pero
eso es una ilusión. Aceptar esto como conocimiento me llenó de
humildad. Ninguno de nosotros somos un ser escogido.
Por eso todos somos iguales”.
“No es posible para ninguno de
nosotros incidir en ese intercambio de información genética que constituye la
base de nuestro ser, ya que aún no hemos nacido. Estamos a merced del azar. Asimismo,
durante los primeros años de nuestra vida tampoco podemos incidir en aquella
información que nos llega del exterior y que irá conformando nuestro ego,
nuestra personalidad. Solo podemos aceptarlo como un hecho dado. Visto así, podemos decir
que despertamos en mitad de un proceso del que surge nuestra consciencia como
un añadido más de la información”.
¿En qué punto del proceso te encuentras tú?
No hay comentarios:
Publicar un comentario