Este ejercicio se puede practicar de dos formas:
1. Ponte en la posición de relajación. Haz tres
respiraciones profundas inhalando y soltando el aire con suavidad. Después
respira normal. Presta atención a tu cuero cabelludo y siéntelo relajado. Una
vez relajado, presta atención a tus hombros, brazos y manos y siéntelos
relajados. Mentalmente repite varias veces: “mis manos están relajadas y
pesan”. Cuando notes el peso de tus manos centras tu atención en tu plexo
solar, unos centímetros por encima de tu ombligo, y da las gracias por todo lo
que tienes en tu lista (ver “Agradecer motor de mejora personal”) y por todo
aquello que te vaya llegando. Observa como el plexo solar se va llenando del
bienestar de la gratitud. Prolonga ese bienestar el mayor tiempo posible.
2. Cada vez que te acuerdes, cuando estés en la calle, en el
trabajo, haciendo la compra, en la peluquería, etc., pon tu atención en tu
plexo solar y da las gracias mentalmente a las personas con las que te cruzas.
Repítelo hasta que sientas alegría. Mediante el plexo solar establecemos las
relaciones con nuestro cuerpo emocional.
Con estos ejercicios ayudamos a llenar el plexo solar de
energía. Desarrollamos las percepciones relacionadas con el poder, el control,
la libertad, la facilidad de ser uno mismo. El plexo solar es un centro de
comunicación con la energía vital.
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