La crítica.- La crítica puede ser constructiva, negativa o
positiva. Una definición de crítica negativa puede ser: Censurar las acciones o
conducta de uno, hacer notar los defectos de una cosa. La crítica negativa se
dirige a la persona, a la identidad de la persona, mientras que la
retroalimentación va dirigida a la conducta o el comportamiento. No es lo mismo
decir "eres imbécil", que decir "nos has comprometido a algo que
no podemos hacer". En el primer caso implicamos a toda la persona,
mientras que en el segundo caso estamos hablando de una conducta determinada.
Como se puede ver la crítica negativa busca culpabilizar y si puede ser herir,
mientras que la retroalimentación quiere encontrar soluciones. No es lo mismo
decir "arrepiéntete de lo que has hecho y pide perdón", que decir
"qué puedes aprender de tu error, cómo puedes hacerlo mejor la próxima
vez".
La crítica negativa es general,
mientras que la retroalimentación es concreta, específica. La crítica negativa
utiliza generalizaciones ("lo has hecho todo mal"), mientras que el
feedback es muy específico ("has accionado mal esa palanca"). La
crítica negativa se centra en el pasado.
¿Qué nos mueve a realizar una
crítica negativa?. ¿Qué sentimos?. Recordemos las últimas críticas negativas
que hayamos hecho y pongamos a su lado la emoción que nos movía.
A quien critico
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Qué critico
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Qué me mueve
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A quien daña el flujo de
energía negativa que creo
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A mi compañero de trabajo
Alfredo.
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Manifiesto que todo lo hace
lento y mal.
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La envidia. Quiero mostrar que
soy mejor.
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Daña a mis compañeros y a mí
mismo.
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Una vez identificada la emoción
que nos mueve a realizar una crítica negativa, intentaremos “descubrir” en la
persona criticada algún aspecto positivo. El ejercicio lo realizaremos con un
familiar, si es posible, si no tomaremos aquella crítica que no tenga una
vinculación emocional fuerte para nosotros. De momento es mejor comenzar con
emociones “manejables”. Si seguimos con el ejemplo buscaremos aspectos positivos
de Alfredo, como es solidario; es leal; trabaja bien equipo.
Una vez identificado un aspecto
positivo de la persona criticada vamos a repetirlo mentalmente, al mismo tiempo
estaremos observando qué “flujo de energía” se crea en nosotros y lo compararemos
con el flujo provocado por la crítica. Es importante identificar los flujos de
energía sin contaminarlos con sentimientos, en este ejercicio tenemos que ser
sobrios. Mentalmente repetiremos: “Alfredo trabaja bien en equipo”. Y cuando
hablemos de Alfredo con otros compañeros, resaltaremos lo bien que trabaja
Alfredo en equipo.
Al poner nuestra atención en un
aspecto positivo orientamos nuestra intención hacia un flujo de energía con
polaridad positiva. Estamos “modificando” el vibrar de nuestra energía y la
estamos orientando hacia un objetivo concreto, con una intención concreta. Esto
podría ser una forma de canalizar nuestra energía. Observemos que en nosotros
reside la potencialidad de “conectar” con la otra persona con un tipo de
energía u otro. De la emoción negativa, “activada” en la crítica, estamos
pasando a la emoción positiva “activada” en el reconocimiento de lo positivo en
el otro. Si observamos nuestra predisposición hacia la otra persona podemos
detectar que el “color” de la energía con la que conectamos está directamente
relacionado con nuestra actitud, y nuestra actitud depende de nuestra capacidad
para mantener el equilibrio. Un elemento “equilibrante” es el desapego. ¿Qué
queremos construir?. La intención es el enfoque último de la “calidad” de
nuestra energía.
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