Para gestionar bien nuestra capacidad de atención hemos de
mantenernos en un estado de equilibrio. Esto quiere decir que hemos de reducir
y, si es posible, erradicar aquellas situaciones que nos mantienen en un
considerable nivel de estrés.
Podemos decir que la atención es una dadora de energía.
¿Quien no ha estado alguna vez tan inmerso en una tarea que no se daba cuenta
de nada de lo que ocurría a su alrededor?. A esto le podemos llamar entrega,
nos entregamos mediante la atención. Nadie duda de que las situaciones de
estrés atraen la atención y cambian el curso de la misma. Dejamos de atender
otras cosas para centrarnos en ellas, y ahí va nuestra energía.
Muchas de estas situaciones (de entrega mediante la
atención) se producen de manera involuntaria. Si nos observamos bien, podemos
comprobar que la “entrega involuntaria” ocupa mucho de nuestro “espacio
tiempo”, siendo poco “espacio tiempo” el ocupado por entregas voluntarias.
Si en la entrada “A vueltas con la atención” aceptábamos
que, según Georg Kühlewind: “todo está hecho de atención”, en nuestras
entregas involuntarias estamos creando, o reforzando, objetos que no tienen
nada que ver con nuestros objetivos o deseos. ¿Quién o qué manipula nuestra
atención?.
Parece necesario gestionar a qué le prestamos atención, o
dicho de otra manera, a qué le entregamos nuestra energía. Para abordar bien
esta tarea antes hemos de reducir nuestro nivel de estrés. Para ello puedes
apoyarte en los ejercicios de relajación.
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