Cuando hablamos de nuestra historia personal comenzamos
recordando el lugar donde hemos nacido, cómo nos hemos criado, qué cosas fueron
relevantes para nosotros y así vamos enumerando una serie de hechos que nos
gusta contar porque nos hace sentir importantes. En realidad, al contar una y
otra vez nuestra historia personal estamos alimentando a nuestro ego. De paso ocultamos
aquello que nos duele, aquello de lo que nos avergonzamos y mentimos si es
necesario. Aunque sea eso lo que tenemos que ver con mayor claridad. Todos
ocultamos muchas cosas porque no queremos desvelar aquello que nos daña, o que
nos avergüenza, o que puede influir en la idea que el otro tiene de nosotros.
Pero ahora estamos solos, somos adultos y podemos y debemos hacer una
recapitulación sincera. ¿Qué recuerdos tengo ocultos del pasado que aún me
están machacando?. ¿Para qué me vale ese montón de recuerdos?.
El ejercicio de la historia personal nos ayuda a identificar
qué estados de ánimo y qué emociones nos condicionaban en nuestra toma de
decisiones. Estamos describiendo qué condicionaba cada uno de los puntos de
sujeción. Librarnos de esos condicionantes nos permite cambiar el rumbo y
asomarnos a otra realidad.
¿Para qué es necesario mantener una historia personal?. Para
nada. La historia personal te quita la libertad. Gastamos mucha energía en
mantener algo que no nos vale para nada, solo para justificarnos ante otros, o
peor aún, solo para justificar nuestro ego, nuestra importancia personal.
¿Por qué hemos de borrar nuestra historia personal?. Dice
Carlos Castaneda: “es muy importante borrar toda historia personal porque eso
nos libera de la carga de los pensamientos ajenos”.
¿Cómo se puede borrar
la historia personal?. Primero hay que tener el deseo de dejarla. Y luego tiene
uno que borrarla armoniosamente, poco a poco.
Nuestro recuento continuo de los puntos de sujeción que
conforman nuestra historia personal se convierte en historia cuando lo
contamos, si no, solo hacemos reforzar algo que nos condiciona y nos consume.
Cuando contamos nuestra historia personal le estamos dando al otro poder sobre
nosotros, y eso nos debilita.
Nos sentimos obligados a renovar nuestra historia personal
contando a nuestros padres, parientes y amigos todo cuanto hacemos. En cambio,
si no tienes historia personal, no se necesitan explicaciones; nadie se enoja
ni se desilusiona con tus actos. Y sobre todo, nadie te amarra con sus
pensamientos.
"A mis soledades voy,
ResponderEliminarde mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos"
(Lope de Vega 1562-1635)
La forma en la influye "la historia personal" en las personas es fruto de controversias, por filósofos, pedagogos, psicólogos y estudiosos del tema. Al margen de las diferentes y variadas opiniones, desde mi punto de vista, es que va inherente en la persona, e influye en cierta manera tanto en la forma de pensar como en las actitudes. Lo que no se debe consentir es que el peso de esa historia personal condicione de forma negativa la existencia diaria e influya en el presente anulando acciones de futuro. Bien es cierto que en otros casos la historia personal influye de forma positiva para el desarrollo y plenitud de la persona.