lunes, 4 de marzo de 2013

El peso de la historia personal.


Cuando hablamos de nuestra historia personal comenzamos recordando el lugar donde hemos nacido, cómo nos hemos criado, qué cosas fueron relevantes para nosotros y así vamos enumerando una serie de hechos que nos gusta contar porque nos hace sentir importantes. En realidad, al contar una y otra vez nuestra historia personal estamos alimentando a nuestro ego. De paso ocultamos aquello que nos duele, aquello de lo que nos avergonzamos y mentimos si es necesario. Aunque sea eso lo que tenemos que ver con mayor claridad. Todos ocultamos muchas cosas porque no queremos desvelar aquello que nos daña, o que nos avergüenza, o que puede influir en la idea que el otro tiene de nosotros. Pero ahora estamos solos, somos adultos y podemos y debemos hacer una recapitulación sincera. ¿Qué recuerdos tengo ocultos del pasado que aún me están machacando?. ¿Para qué me vale ese montón de recuerdos?.


El ejercicio de la historia personal nos ayuda a identificar qué estados de ánimo y qué emociones nos condicionaban en nuestra toma de decisiones. Estamos describiendo qué condicionaba cada uno de los puntos de sujeción. Librarnos de esos condicionantes nos permite cambiar el rumbo y asomarnos a otra realidad.

¿Para qué es necesario mantener una historia personal?. Para nada. La historia personal te quita la libertad. Gastamos mucha energía en mantener algo que no nos vale para nada, solo para justificarnos ante otros, o peor aún, solo para justificar nuestro ego, nuestra importancia personal.

¿Por qué hemos de borrar nuestra historia personal?. Dice Carlos Castaneda: “es muy importante borrar toda historia personal porque eso nos libera de la carga de los pensamientos ajenos”.

 ¿Cómo se puede borrar la historia personal?. Primero hay que tener el deseo de dejarla. Y luego tiene uno que borrarla armoniosa­mente, poco a poco.


Nuestro recuento continuo de los puntos de sujeción que conforman nuestra historia personal se convierte en historia cuando lo contamos, si no, solo hacemos reforzar algo que nos condiciona y nos consume. Cuando contamos nuestra historia personal le estamos dando al otro poder sobre nosotros, y eso nos debilita.

Nos sentimos obligados a renovar nuestra historia personal contando a nuestros padres, parientes y amigos todo cuanto hacemos. En cambio, si no tienes historia personal, no se necesi­tan explicaciones; nadie se enoja ni se desilusiona con tus actos. Y sobre todo, nadie te amarra con sus pensamientos.

1 comentario:

  1. "A mis soledades voy,
    de mis soledades vengo,
    porque para andar conmigo
    me bastan mis pensamientos"
    (Lope de Vega 1562-1635)
    La forma en la influye "la historia personal" en las personas es fruto de controversias, por filósofos, pedagogos, psicólogos y estudiosos del tema. Al margen de las diferentes y variadas opiniones, desde mi punto de vista, es que va inherente en la persona, e influye en cierta manera tanto en la forma de pensar como en las actitudes. Lo que no se debe consentir es que el peso de esa historia personal condicione de forma negativa la existencia diaria e influya en el presente anulando acciones de futuro. Bien es cierto que en otros casos la historia personal influye de forma positiva para el desarrollo y plenitud de la persona.



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