Cuando vayamos andando para ir a
algún lugar podemos aprovechar y convertir la caminata en un ejercicio de
silencio interior. Al andar mantenemos nuestra espalda erguida, como lo hacemos
para la relajación. Nuestra vista mira al horizonte y al mismo tiempo tratamos
de ver lo que hay encima de nuestra cabeza, lo que hay en el suelo, lo que hay
a nuestra derecha y lo que hay a nuestra izquierda. Vemos esos cuatro puntos
mientras andamos. Toda nuestra atención está concentrada en ver lo que “hay” en
esos cuatro puntos, sin juzgar nada, solo observamos. El silencio interior se
hace. Disfruta del paseo.
Buscamos y construimos la vida que realmente queremos vivir. Este blog pretende convertirse en un lugar de encuentro de aquellas personas interesadas en darle un giro a su vida. De nosotros depende el cómo vivimos. No hay nada establecido, no hay nada que nos obligue a vivir de una manera determinada. Lo importante es elegir el camino a recorrer y hacerlo con determinación.
lunes, 8 de abril de 2013
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Este si que es, al menos para mi, un excelente ejercicio. Me encanta ir a los sitios caminando. Dado que conozco el camino, empiezo el recorrido y poco a poco mi mente comienza a pensar en temas, asuntos, problemas y cabo mirando a un único sito: "el suelo". Llego al final de mi destino, no cansado por la caminata, sino por la postura y sobrecargada la mente por la infinidad de temas que he ido gestionando. Trataré en mis caminatas, hacer realidad este ejercicio. Gracias.
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