La energía la utilizamos para hacer cosas, para actuar. Lo
que podemos observar es el cómo actuamos. Una buena salud en nuestro ámbito
energético es que todas nuestras actuaciones sean impecables. Impecable para
nosotros seria cometer los menores errores posibles en el uso de la energía.
Un buen uso de la energía viene acompañado de aceptar lo que
es y de una correcta toma de decisiones. Cuando procedemos así no generamos
“agitación energética”, no nos sentimos culpables. No nos arrepentimos de lo
que hemos hecho. A lo sumo lo que hacemos es tomar una nueva decisión.
Pongamos un ejemplo. Quiero comprar un nuevo coche. Analizo
el mercado, mis posibilidades económicas, la calidad del coche elegido y si puede
satisfacer mis necesidades. Tomo la decisión de comprarlo, esa toma de decisión
es un actuar. He utilizado mi energía. Si el coche sale mal. No me siento
culpable, acepto esa posibilidad y tomo otra decisión. Pero no me arrepiento,
no me culpo, no agito mi energía. Estoy actuando de manera impecable.
Si me culpo, me dejo llevar por la ira, critico al vendedor
y me exalto, estoy haciendo un uso incorrecto de la energía. No estoy siendo
impecable. Nuestros actos deben ser premeditados y precisos. Esto nos da
sobriedad y determinación para usar correctamente nuestra energía. Esto implica
erradicar las situaciones que consumen gran cantidad de nuestra energía, como
por ejemplo, no tener un objetivo claro de qué queremos lograr, o permitir que
la opinión o el juicio de otras personas nos influyan al punto de afectar
nuestros patrones de comportamiento.
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