La creatividad no se piensa, aunque creamos que sí. La
creatividad se alimenta.
Venimos diciendo que somos un bucle. Si observáis vuestros
pensamientos os daréis cuenta de que un pensamiento comienza a desarrollarse, e
inmediatamente, comienza a llegarle información de otros pensamientos.
Información que tenemos almacenada. El primer pensamiento se alimenta de otros
y así sucesivamente. Sin darnos cuenta estamos metidos en un bucle. A veces
este bucle se hace insoportable, incluso nos puede llevar a una enfermedad.
Si nos relajamos y alcanzamos la quietud interior
percibiremos un sentir, al que después, le ponemos palabras. Ese sentir no toma
información de nuestros pensamientos, si os fijáis bien, es una información que
llega del otro lado, no es información consciente almacenada en nosotros. Es
información que llega mediante la fuerza creativa. No pensamos lo creativo que
llega del otro lado, sino que lo alimentamos con energía. Después, a todo ese
sentir le ponemos palabras, formas, colores, para poder mostrarlo como
manifestación de la creatividad.
Fijaos bien en la imagen, no penséis, no le pongáis nombre,
ni la defináis. Solo dejad que os llegue la información.
La fuerza de la creatividad igual que la fuerza de voluntad
se maneja con la voluntad suave, como diría Kühlewind.
La imagen me hace sentir liberación, que no tiene peso y por tanto, tiene una sensación muy agradable.
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