Buscamos y construimos la vida que realmente queremos vivir.
Este blog pretende convertirse en un lugar de encuentro de aquellas personas interesadas en darle un giro a su vida.
De nosotros depende el cómo vivimos. No hay nada establecido, no hay nada que nos obligue a vivir de una manera determinada. Lo importante es elegir el camino a recorrer y hacerlo con determinación.
En esta página mostraremos los resultados de los ejercicios hechos
desde la quietud interior. debería ser un espacio donde se exponga aquello que sale del silencio interior. Sin razonar.
Vago por el tiempo pintado de canela. Deambulo ensimismado con tu perfil izquierdo, ese que ocultas si te miran los mirlos. Ando metido en cajas llenas de pájaros dormidos.
No toco tu sombra cuando subo a la calera, a lo más blanco de tu risa, a lo que oculta la palabra. No consigo sonreír a los pétalos de las amapolas, ni a las ramas de abedul, ni siquiera a la quimera de que me ames.
Es un gozo tener la alegría a mi lado Con ella nunca estaré sola me hace el caminar por la vida más agradable Händl ya lo compuso en su Himno a la Alegría qué acompañó primero a mi padre en su entierro y después a mi madre. La alegría lo supera todo, incluso la falta de mis dos hermanos quienes me fueron arrebatados no por la muerte sino por la vida. A ellos los deseo lo mejor porqué el amor lo supera todo. Doy gracias por mis dos hermanas quienes son para mi cómo una raya de sol.
He visto cómo te peinabas, cómo los silencios se mecían en tu mano, en tu mirada absorta, alejada de los ajetreos, de la prisa de los rojos de tu vestido.
He visto cómo se mecían tus cabellos, las olas de la nostalgia, los besos colgados del recuerdo, mi anhelo por acariciar el hueco de tu almohada.
Me parece muy interesante disponer de un lugar para aportar pequeñas creaciones. Ahí va mi aportación. Pretende ser un relato corto.
Todas las tardes, Miguel recogía arándanos para la mermelada que hacía su abuela. Era un trabajo monótono que no le gustaba demasiado. Sin embargo, aquella tarde todo fue diferente. Al recoger uno de los frutos vio que algo se movía en su superficie. Miró fijamente, y se quedó boquiabierto, al contemplar, que aquello que se movía era una bolita de color naranja.
La bolita andaba, quizá sea mejor decir rodaba, por el arándano sin caerse. Subía por el tallo, se daba la vuelta y curioseaba por debajo del fruto, o, de pronto, daba un brinco hacía una piruetas y se volvía a posar. Miguel se restregó los ojos por si aquello era una alucinación. Pero no, la bolita seguía allí. Tendió la mano con mucho cuidado para cogerla. No podía, la bolita se deshacía y volvía a formarse de nuevo en otro lugar. Esta vez la vio montada en una madreselva.
De un día contigo
ResponderEliminarCuarto
Vago por el tiempo pintado de canela.
Deambulo ensimismado con tu perfil izquierdo,
ese que ocultas si te miran los mirlos.
Ando metido en cajas llenas de pájaros dormidos.
No toco tu sombra cuando subo a la calera,
a lo más blanco de tu risa, a lo que oculta la palabra.
No consigo sonreír a los pétalos de las amapolas,
ni a las ramas de abedul, ni siquiera a la quimera de que me ames.
Vago por el tiempo pintado de canela.
Luis.
EliminarEs un gozo tener la alegría a mi lado
Con ella nunca estaré sola
me hace el caminar por la vida más agradable
Händl ya lo compuso en su Himno a la Alegría
qué acompañó primero a mi padre en su entierro
y después a mi madre.
La alegría lo supera todo,
incluso la falta de mis dos hermanos
quienes me fueron arrebatados
no por la muerte
sino por la vida.
A ellos los deseo lo mejor
porqué el amor lo supera todo.
Doy gracias por mis dos hermanas
quienes son para mi cómo una raya de sol.
MCM
De un día contigo
ResponderEliminarQuinto.
He visto cómo te peinabas,
cómo los silencios se mecían en tu mano,
en tu mirada absorta, alejada de los ajetreos,
de la prisa de los rojos de tu vestido.
He visto cómo se mecían tus cabellos,
las olas de la nostalgia,
los besos colgados del recuerdo,
mi anhelo por acariciar el hueco de tu almohada.
Hoy he visto como te peinabas.
Luis.
Me parece muy interesante disponer de un lugar para aportar pequeñas creaciones. Ahí va mi aportación. Pretende ser un relato corto.
ResponderEliminarTodas las tardes, Miguel recogía arándanos para la mermelada que hacía su abuela. Era un trabajo monótono que no le gustaba demasiado. Sin embargo, aquella tarde todo fue diferente. Al recoger uno de los frutos vio que algo se movía en su superficie. Miró fijamente, y se quedó boquiabierto, al contemplar, que aquello que se movía era una bolita de color naranja.
La bolita andaba, quizá sea mejor decir rodaba, por el arándano sin caerse. Subía por el tallo, se daba la vuelta y curioseaba por debajo del fruto, o, de pronto, daba un brinco hacía una piruetas y se volvía a posar. Miguel se restregó los ojos por si aquello era una alucinación. Pero no, la bolita seguía allí. Tendió la mano con mucho cuidado para cogerla. No podía, la bolita se deshacía y volvía a formarse de nuevo en otro lugar. Esta vez la vio montada en una madreselva.
Sara
Muchas gracias a Luis, MCM y Sara por su participación.
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