jueves, 15 de mayo de 2014

Cosas de la clase 29



Después de repasar los factores que hemos tratado para fortalecer nuestra resiliencia, hemos concluido que: “desarrollar y mantener una actitud contemplativa es primordial para conseguir un alto grado de resiliencia”.

Cuando hablamos de lo contemplativo nos viene a la mente la idea de “no hacer nada”, de sentarnos a ver como pasa el tiempo. Nada más lejos de la realidad, una actitud contemplativa es una actitud activa. Es mantener el enfoque del uso de nuestra energía desde el silencio interior. Mantener la vibración energética para afrontar con armonía y equilibrio cualquier evento que se nos presente. Requiere una fortaleza interior que se consigue mediante el ejercitar.

Para desarrollar una “comunicación” intuitiva es importante observar lo que sentimos ante cualquier evento que nos llene de tensión. No dejarnos arrastrar por las emociones del momento y tomar consciencia de lo que sentimos, sin juzgar nada, nos dará la información necesaria para establecer estrategias que eliminen las fuentes de estrés, ansiedad o ira, que tanto nos perjudican.

Una actitud contemplativa facilita la toma de consciencia de la intuición. Si miramos hacia dentro estamos poniendo la atención en nuestra percepción sensible y ésta nos da un conocimiento intuitivo de la realidad. ¿De donde se toma este conocimiento intuitivo?. El intento de responder a esta pregunta nos ha dado pie para iniciar un “debate” sobre nuestra comunicación con el espíritu, si tomamos la intuición como el conocimiento que es directo, inmediato y evidente, sin la intervención de la deducción del razonamiento.

¿Podemos desarrollar la capacidad de “conectar” con la intuición de manera voluntaria?.

1 comentario:

  1. Si podemos siempre que lo deseemos de verdad y luchemos por conseguirlo con toda honestidad

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